Depresivo, angustiado, obsesionado, acomplejado, baja autoestima, miedoso, insatisfecho,… así podemos estar todos alguna vez en nuestra vida. En esto puede ayurdarnos un psicólogo. Nuestra labor consiste en trabajar con personas, no con máquinas; las máquinas no sufren, las personas sí. La ayuda debe ser pues humana; todo lo humana que los seres humanos nos merecemos.